terça-feira, 20 de março de 2012

Una descripción

La mujer
toda destrozada de rosa y blanco;
en una pétala se esconde tu sonrisa.
El papagayo de arena
en la nieve blanca,
y las penas volando,
como cada lágrima al río desnudo
de los lados opuestos del alma,
el agua desnuda
de tu cuerpo y salud.
Agua de tu cuerpo.
La mujer y las nubes
con sus entrañas
tienen olvido en humo,
con el pulso firme
y los colores flojos.
Tienen penas, tienen plumas,
tienen pesadillas
que regresan a cada verano,
y las hace esclavas calvas
de acompañante de la dulce valsa
de su primera vez.



Gabriela Q. Nemitz